martes, 1 de noviembre de 2011

De tentáculos (II)



Nueve cerebros.

Se dice que los pulpos tienen nueve cerebros, uno en la cabeza y otro en cada extremidad (los ocho restantes). Lo que ocurre es que su sistema nervioso es muy complejo, y unos dos tercios de sus neuronas se encuentran en los tentáculos. Estudios recientes indican que cada extremidad tiene su propio sistema nervioso independiente. Los tentáculos muestran una gran variedad de actos reflejos que se mantienen aunque no haya conexión con el cerebro.


Inteligentes y mucho.

En la anterior entrada mencionaba que son considerados los invertebrados más inteligentes. Tanto es así que en algunos países, los pulpos se encuentran en la lista de animales para experimentación en los cuales no se puede practicar cirugía sin anestesia.

Son capaces de aprender por observación. Pueden abrir recipientes con tapón de rosca y destapar botellas para alcanzar el contenido. También abundan las historias sobre pulpos que consiguen cada noche cambiar de acuario para comerse a sus habitantes, que a esas mismas horas, con nocturnidad y alevosía, “pasean” por los laboratorios, volviendo luego a su sitio, que resuelven laberintos, o escogen bolas de color adecuado, según se les requiera.

El pulpo coco es el primer invertebrado, del que se tiene conocimiento, que usa una herramienta: se desplaza con una o dos cáscaras de coco entre sus tentáculos para utilizarlas a modo de caparazón ante los depredadores. Cuando sienten peligro, se colocan dentro de una mitad y se tapan con la otra. Otra característica curiosa: se desplaza sobre dos patas, al igual que el pulpo alga. El primero, transporta el coco con las otras seis extremidades. El segundo, las emplea para “transformarse” en un alga, ocultándose así de sus depredadores.




Alguno hay "peligrosillo".

El pulpo de anillos azules, es un género de cefalópodos que se encuentra en el Océano Pacífico, y comprende cuatro especies. Según el Discovery Channel, es el cuarto animal más venenoso del planeta: estos pequeños animales (del tamaño de una pelota de golf) portan el veneno suficiente para matar a 26 seres humanos en pocos minutos. No hay antídoto conocido para su veneno.


 

Notas:

1. Los pulpos aparentemente son sordos (también se dice que tienen “audición limitada”).

2. Sus ojos, similares a los nuestros (teniendo también iris, pupila y retina), son tan avanzados que los fabricantes de cámaras los han utilizado como modelo para mejorar las lentes de las mismas, consiguiendo imágenes más claras, y cámaras más pequeñas y más baratas de fabricar.

3. La mayoría de los pulpos pueden expeler tinta para defenderse, la cual se cree puede reducir la eficacia de los órganos olfativos de los depredadores que emplean el olfato para cazar, como los tiburones. Algunos pulpos pueden “dejar” un tentáculo ondulante como distracción a los depredadores, de manera similar a las lagartijas.  Hablando de tiburones, se conocen casos de grandes pulpos que han cazado ciertas especies de tiburones.

4. Pueden alcanzar velocidades de hasta 40 km/h, tomando agua y exhalándola después a través del sifón (como un globo), pudiendo cambiar de dirección rápidamente.

5. Viven en una guarida, bajo una roca, en una grieta o dentro de recipientes abandonados en el fondo, como botellas, y cambian de hogar cada semana o cada dos. Una de las formas que emplea el ser humano para  pescar este animal es dejar recipientes como vasijas en el fondo, unidos con un cordel, y recogerlos al día siguiente (en realidad, los pulpos se pescan solos).

6. Uno de los tentáculos es el órgano reproductor (hectocotylus).

7. El conocido como pulpo de siete tentáculos, tiene en realidad ocho, estando el octavo del macho (el hectocotylus) enrollado en una bolsa debajo del ojo derecho. Es también el pulpo más grande que se conoce (hasta 4 m de largo y unos 75 kg de peso), en disputa con el pulpo gigante, del cual ha habido informes de ejemplares aún más grandes (unos 9 m de longitud).

8. El pulpo común vive una media de tres a cinco años. Tras aparearse, el macho vive unos meses más, mientras la hembra muere tras la eclosión de los huevos (dispuestos en la mayoría de las especies en racimos en el techo de su guarida), que ha estado cuidando, oxigenándolos y manteniendo alejados a los depredadores, sin alimentarse en todo ese periodo. Pero no mueren de inanición, sino por muerte programada genéticamente, a través de secreciones endocrinas de las glándulas ópticas.

9. Existen unas 300 especies reconocidas de pulpos (más de un tercio del total de especies conocidas de cefalópodos).

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