lunes, 24 de septiembre de 2012

Un millón de hormigas…


Como en la canción de Alaska, un millón de hormigas se pasean… por mi casa, mi piel, se comen mis cereales y la miel (esto último no lo decía la canción, pero es la realidad). Y no os creáis, que de tontas no tienen un pelo: tengo el paquete de muesli, el de avena, cereales de fibra y otro con chocolate. Adivinad cuáles ni han tocado y a por cuál se lanzaron cual posesas. Claro, por supuesto: las pillé con las mandíbulas llenas de chocolate… Y también hay paquetes y botes varios, de pasta, legumbres, algas… ¿Dentro de cuál las encontré nadando? ¡En el de la miel! ¡Llegaban en filas de a tres, servilleta en cuello, cuchara en mano! ¡Menudas son!

Mientras intento quitarme algunas de encima, que me mordisquean sin piedad, aprovecho para contaros que algunos de estos insectos sociales se dice que forman “superorganismos”, por su organización y comportamiento. Viven en colonias con castas y divisiones del trabajo bien definidas.

Al salir del huevo, serán hormigas u “hormigos” dependiendo de si el huevo fue o no fertilizado (si fue fertilizado, nace una hembra, y en caso contrario, un macho). Las hormigas obreras cuidan y alimentan a las larvas, las cuales, tras una serie de mudas, se transforman en pupas, y después, en imagos. 

Se comunican entre ellas por medio de feromonas, dejando rastros en el suelo que las demás puedan seguir. Así, si alguna hormiga, curioseando por la cocina, encuentra mis cereales de chocolate, vuelve rauda y veloz, relamiéndose, al hormiguero, dejando un rastro tras de sí. Las demás, siguen ese rastro, se zampan mis cereales, y al regresar a su casa refuerzan ese rastro, con lo cual en pocos minutos llegarán al paquete de cereales en filas dobles y triples y mi desayuno, en breve, será historia. Tras acabar con las existencias, ya no dejan rastro de feromonas, las cuales se disiparán lentamente, hasta desaparecer. 

En caso de que, intentando proteger el bote de miel que ya miraban con ojos golosos, pise por descuido a alguna hormiga, ésta liberará una feromona de alarma, que hará que las que estén por las inmediaciones no duden en atacarme y que además acudan multitud en su ayuda.

Dependiendo de la especie, me morderán, o me picarán (algunas tienen aguijón), y podrán inyectarme o rociarme ácido fórmico. Si me pica alguna como la myrmecia pilosula (que tiene uno de los venenos más potentes del mundo de los insectos) y, casualmente, soy alérgica, puedo sufrir un shock anafiláctico y pasar a mejor vida en cuestión de minutos si no me inyectan adrenalina. Si la que me pica es una paraponera clavata, me acordaré de toda su familia, pues se considera que tiene la picadura más dolorosa de todos los insectos.



Si con los mordiscos me hacen una herida, y no me desangro antes, puedo utilizarlas, como en algunas zonas de África y Sudamérica, como sutura: apretando los bordes de la herida y haciendo que la hormiga (ha de ser grande) muerda en esa zona. Una vez aprieta las mandíbulas, ha de ser decapitada, dejando la cabeza para mantener la herida cerrada.

Para reponer fuerzas, y descansar de tanta hormiga, lo mejor, un té verde. Si fuese rooibos, me acordaría de nuevo de ellas, ya que se utilizan para recolectar las semillas: la planta dispersa mucho sus semillas y las hormigas las recogen y las almacenan en el hormiguero, de donde los humanos pueden recoger sin mayor esfuerzo hasta 200 gramos de semillas.



Notas:

1.  Las hormigas o formícidos, pertenecen al orden al orden de los himenópteros, como abejas y avispas.

2.  La mirmecología es la rama de la entomología que estudia las hormigas.

3. Las hormigas legionarias (marabunta), nombre que se aplica a más de 200 especies de hormigas, atacan en masa a presas vivas a aguijonazos y mordiscos. Cazan bichos varios, como cucarachas, arañas, y hasta escorpiones y pequeños vertebrados, como ratas y ratones.

4. Las más grandes, del género Dorylus, viven en África, y miden unos 5 cm de longitud. Pertenecen a éste género las siafu, las cuales, según los massai, obligan a salir a los elefantes de la selva, introduciéndose en sus trompas y perforando sus oídos. Pueden vivir en “reducidos” grupos de unos 20 millones de individuos, y se las considera uno de los mayores depredadores de África. Mejor apartarse de su camino…

5. Hay una especie que cultiva hongos, la Mycocepurus smithii, que está compuesta sólo por hembras. (Se reproducen asexuadamente: la reina se reproduce por partogénesis y todas las hormigas de la misma colonia son clones de la reina).




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