Como en la canción de Alaska, un
millón de hormigas se pasean… por mi casa, mi piel, se comen mis cereales y la
miel (esto último no lo decía la canción, pero es la realidad). Y no os creáis,
que de tontas no tienen un pelo: tengo el paquete de muesli, el de avena, cereales
de fibra y otro con chocolate. Adivinad cuáles ni han tocado y a por cuál se
lanzaron cual posesas. Claro, por supuesto: las pillé con las mandíbulas llenas
de chocolate… Y también hay paquetes y botes varios, de pasta, legumbres, algas…
¿Dentro de cuál las encontré nadando? ¡En el de la miel! ¡Llegaban en filas de
a tres, servilleta en cuello, cuchara en mano! ¡Menudas son!
Mientras intento quitarme algunas
de encima, que me mordisquean sin piedad, aprovecho para contaros que algunos
de estos insectos sociales se dice que forman “superorganismos”, por su organización
y comportamiento. Viven en colonias con castas y divisiones del trabajo bien definidas.
Al salir del huevo, serán
hormigas u “hormigos” dependiendo de si el huevo fue o no fertilizado (si fue
fertilizado, nace una hembra, y en caso contrario, un macho). Las hormigas obreras cuidan y
alimentan a las larvas, las cuales, tras una serie de mudas, se transforman en
pupas, y después, en imagos.
Se comunican entre ellas por
medio de feromonas, dejando rastros en el suelo que las demás puedan seguir.
Así, si alguna hormiga, curioseando por la cocina, encuentra mis cereales de
chocolate, vuelve rauda y veloz, relamiéndose, al hormiguero, dejando un rastro
tras de sí. Las demás, siguen ese rastro, se zampan mis cereales, y al regresar
a su casa refuerzan ese rastro, con lo cual en pocos minutos llegarán al
paquete de cereales en filas dobles y triples y mi desayuno, en breve, será
historia. Tras acabar con las existencias, ya no dejan rastro de feromonas, las
cuales se disiparán lentamente, hasta desaparecer.
En caso de que, intentando
proteger el bote de miel que ya miraban con ojos golosos, pise por descuido a
alguna hormiga, ésta liberará una feromona de alarma, que hará que las que
estén por las inmediaciones no duden en atacarme y que además acudan multitud
en su ayuda.
Dependiendo de la especie, me
morderán, o me picarán (algunas tienen aguijón), y podrán inyectarme o rociarme
ácido fórmico. Si me pica alguna como la myrmecia pilosula (que tiene uno de
los venenos más potentes del mundo de los insectos) y, casualmente, soy
alérgica, puedo sufrir un shock anafiláctico y pasar a mejor vida en cuestión
de minutos si no me inyectan adrenalina. Si la que me pica es una paraponera
clavata, me acordaré de toda su familia, pues se considera que tiene la
picadura más dolorosa de todos los insectos.
Si con los mordiscos me hacen una
herida, y no me desangro antes, puedo utilizarlas, como en algunas zonas de
África y Sudamérica, como sutura: apretando los bordes de la herida y haciendo
que la hormiga (ha de ser grande) muerda en esa zona. Una vez aprieta las
mandíbulas, ha de ser decapitada, dejando la cabeza para mantener la herida
cerrada.
Para reponer fuerzas, y descansar
de tanta hormiga, lo mejor, un té verde. Si fuese rooibos, me acordaría de
nuevo de ellas, ya que se utilizan para recolectar las semillas: la planta
dispersa mucho sus semillas y las hormigas las recogen y las almacenan en el
hormiguero, de donde los humanos pueden recoger sin mayor esfuerzo hasta 200
gramos de semillas.
Notas:
1. Las hormigas o
formícidos, pertenecen al orden al orden de los himenópteros, como abejas y
avispas.
2. La
mirmecología es la rama de la entomología que estudia las hormigas.
3. Las hormigas legionarias
(marabunta), nombre que se aplica a más de 200 especies de hormigas, atacan en
masa a presas vivas a aguijonazos y mordiscos. Cazan bichos varios, como cucarachas,
arañas, y hasta escorpiones y pequeños vertebrados, como ratas y ratones.
4. Las más
grandes, del género Dorylus, viven en África, y miden unos 5 cm de longitud. Pertenecen
a éste género las siafu, las cuales, según los massai, obligan a salir a los
elefantes de la selva, introduciéndose en sus trompas y perforando sus oídos. Pueden
vivir en “reducidos” grupos de unos 20 millones de individuos, y se las
considera uno de los mayores depredadores de África. Mejor apartarse de su
camino…
5. Hay una especie
que cultiva hongos, la Mycocepurus smithii, que está compuesta sólo por
hembras. (Se reproducen asexuadamente: la reina se reproduce por partogénesis y
todas las hormigas de la misma colonia son clones de la reina).
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